lunes, 7 de abril de 2008

La verdadera historia de la gorrita y la riñonera

Llegados a este punto, los tres peregrinos se ven en la obligación de deshacer algunos de los malentendidos surgidos a lo largo de la última semana en torno a los objetos que más comentarios han suscitado de nuestros compañeros de blog: la gorrita de Diazpe, la riñonera de Salvatore y las botas de Rubio. En efecto, se trata de objetos talismán para sus portadores que acumulan años de servicio y que no van a dejar de hacerlo por cuatro cuchufletas proferidas con tela de guasa como han podido leerse estos días. La riñonera de Salvatore, por ejemplo, no es sólo una riñonera como uno pudiera pensar con verlas en las fotos: es el alma de Antonio el que viaja en ella. Dentro, el teléfono móvil, la libretita del arqueo, la navajita plateada, el mp4 con el volumen invariable y el bolígrafo. Por fuera, la adorna una colección de 45 insignias que han sufrido dos bajas en este viaje: la de los Juegos de Invierno de Torino 2006 que consiguió en 1998 durante un acto de los comités olímpicos (ACNO) en Sevilla y el ala de un avión A400M que hace dudar a Diazpe de la viabilidad del fuselaje de la aeronave que ya se ensambla en la factoría de EADS-CASA en San Pablo. Con todo, el pin más veterano sigue siendo el de la candidatura olímpica de Sevilla 2004 del año ¡1994! Así que menos guasas. Pasemos ahora a la gorrita de Diazpe. Se trata de un modelo que el peregrino adquirió en un viaje a Praga, réplica -a decir de Rubio- de la del soldado Schweijk, obra cumbre de la literatura antibelicista. El corte a lo socialismo real del gorro ha sido objeto de constantes chanzas que ahora creemos haber desenmascarado para siempre. Por último, las botas de Rubio. Son un modelo de Coronel Tapiocca que estrenó en una visita al observatorio astronómico del Instituto Andaluz de Astrofísica en Sierra Nevada acompañando a Manuel Mateo Pérez. Son del número 45 europeo, 11 estadounidense y el extraordinario tamaño que se advertía en la foto de la estación de Renfe de Ponferrada que dio pie a los jocosos comentarios aquí proferidos se debió -según corrobora el autor de la instantánea- al uso de un objetivo angular que deforma los objetos cercanos. Rubio tiene los pies grandes y unos juanetes de padre (y abuela paterna) y muy señor mío, pero no son para tanto. Confiamos en que estas precisiones sin acritud hayan servido, al término de nuestro viaje, para desbaratar las falacias propaladas maliciosamente por los amigos.

3 comentarios:

silvia dijo...

Enhorabuena a los tres.

Me he incorporado algo tarde al blog, pero estoy enganchadísima a vuestro periplo.

Sugiero a los próximos peregrinos que pidan un patrocinio a Coronel Tapioca y exhiban en su solicitud la foto de Rubio y los comentarios del blog.

Nos vemos muy pronto

Moe de Triana dijo...

Magistral el blog miarma, de verdá, poco más se me ocurre que deciros, unos textos que lo mismo provocan la sonrisa que te ponen los vellos de punta.

Disfruto enormemente dándole lectura a vuestra narración del camino, ahora mismo me imagino que estareis ya en Sevilla tiraos en un sofá de eskai con los piés por arriba.Os lo mereceis desde luego.

Un saludasso a los 3.

Rous dijo...

Felicidades a los tres por esta aventura que habéis superado tan dignamente. Dicen que hacer el camino cambia la vida de las personas, que hace reflexionar y entender muchas cosas de la vida... Será porque la vida es un camino que seguimos día a día con mayor o menor fortuna pero que esta ahí esa lucha diaria. Muchas felicidades y que todo lo aprendido en el camino se transmita de una u otra forma a la gente que tenéis cerca. Un saludo a todos y en especial a Antonio, Lurdes y Candela. Muchos besos de una catalana.